Por Dr. José Gómez Lagos
Después de cuatro años de peregrinar, finalmente el Club pudo adquirir la sede propia. Casi cien años han pasado desde entonces. Nueva ubicación, nuevo entorno, nuevo recomenzar.
En aquellos años, comenzando por calle 25 de Agosto -desde Gral. Flores- nos sorprendería la célebre Casa Testa, que comenzó en mitad de cuadra con Almacén La Palma, pero progresivamente fue diversificando los rubros y extendiendo significativamente su local. Continuando por la misma acera, en la esquina de 18 de Julio, encontraríamos Tienda Casa Palma (de los hermanos Julio y Jaime Montaner), que hacía cruz con la farmacia de Bernardo Sánchez (al fondo, actual ubicación de Farmacia Nueva). Prosiguiendo por 25 de Agosto, frente a la Plaza Cristóbal Colón, el «Garage» de autos de alquiler de José Castro (Castro & Cassou), fundador de «La Voz del Chofer», posteriormente de «La Voz del Pueblo». Todavía no estaba el Cine Artigas, que se instalaría poco después (actual inmueble de ANDA). Más adelante, en intersección con 25 de Mayo, se destacaba la Casa y Tienda Sarandí de Ganón y Taranto, después de hermanos Mazz. Atravesando diagonalmente la siempre cautivante Plaza Colón, esperaba una de las maravillas de la ciudad, el formidable edificio de dos plantas construido por Victor Presa, contemporáneamente Radio Zorrilla de San Martin. Enfrente, el Surtidor de Nafta del comercio de Israel Antunes. Su próspera «Casa Antunes», siempre en la misma ubicación, todavía tendría que esperar algunos años para estrenar el local que en nuestros días reelecto, asumió como presidente titular del nuevo período, acompañado por el Esc. Alfredo Landó Tiscomia como secretario. Pocos meses después, el de Julie y Plaza Colón aporte extraordinario y voluntario de Tacuarembo, R.O.U. CASA ALFONSO dica al Banco Itaú. Lindera a Tienda Antunes, por 18 de Julio, Farmacia El Sol, de Carlos Segundo Escayola. Algunos metros después, la casa del Dr. Ivo Ferreira Bueno. Entre ambas, la antigua casona propiedad del Dr. Alberto Moroy (antes sucesión de José López), que acababa de ser adquirida por Club Tacuarembó (Padrón 584, Moroy tenía parte). Hasta entonces, era Sede de la Departamental Nacionalista. Enfrente, la siempre distinta Plaza Colón, en otra area a escondidas socios, permitió adquirir una Ortofónica marca Victor (Victrola). Simultáneamente, por la sostenida y plausible colaboración extra, también se concretó una importante adquisición de libros.En el penúltimo mes de 1928, el presidente saliente (Barragué), que próximamente asumiría la Dirección del Hospital de Tacuarembó (cumpliendo lapso de treinta y cinco años), fue relevado en la presidencia por quien fuera el primer director del referido Hospital, Dr. Luis María Castagnetto (acompañado en Secretaría por el Esc. Alfredo Landó Tisda entre sauces de laguna propia y de comia). Antes de terminar el año, los alrededores. Solano Ríos, socio fundador del Club -Director de «El Nacional», posteriormente de «El Pueblo»- ha definido al inmueble como «antiguo caserón». Como podremos intuir, requería diversas reformas para su adaptación al nuevo destino, que estuvieron a cargo del constructor Juan Bemasconi, de Euclides Santos en carpintería y la instalación eléctrica de Victorio Viarengo. Además, sin desatender urgencias pendientes, se necesitaban nuevos recursos para el mobiliario.
El lunes 10 de octubre de 1925, presididos por el Dr. Alberto Barragué (nacido en Buenos Aires, médico domiciliado en nuestra ciudad desde 1918) se celebró el cuarto aniversario del Club, nada menos que con la inauguración de la sede propia. En ese día histórico, una exitosa Kermesse, fue la fuente prodigiosa para los recursos del nuevo mobiliario. Con las elecciones de octubre de 1926, el Dr. Alberto Juan Barragué Berger (futuro diputado), cesó en el interinato presidencial. Al resultar el bibliotecario Dr. Pedro Anastasia (veterinario, director del periódico «La Idea» y posteriormente de «El Ideal»), propuso y se acordó, un sistema de compra en cuotas mensuales a «El Palacio del Libro». También se decidió la suscripción a «La Prensa» de Buenos Aires, Revista «Para TI», Revistas «El Hogar», «Atlántida», «El Gráfico», «La Pluma» y Revista española «La Esfera». La cultura se regodeaba con las buenas nuevas de cada día. El ejercicio presidido por Castagnetto, sobresalió con dos recitales que reafirmaron el proceso de integración y elevación cultural; uno poético, del declamador Gualberto Vitureira y el otro de guitarra, del extraordinario compositor e intérprete paraguayo, Agustín Barrios. Merced a las buenas condiciones de nuestro país para el desarrollo cultural, Barrios encontró el ámbito adecuado para completar y perfeccionar su excelente formación musical. El Club tuvo la gloria de haber presentado en su recinto, uno de los más trascenden- tes recitales de su historia.